Introducción
En muchas iglesias se predica que Dios desea bendecirnos con una mejor casa, un mejor auto o una cuenta bancaria abundante. Sin embargo, aunque Dios tiene el poder de bendecirnos, ese no es Su propósito eterno. Si así fuera, Jesús habría vivido como un rey en la tierra. En cambio, Jesús vivió como un siervo, murió en obediencia y resucitó como primicia de una nueva humanidad. El verdadero propósito eterno de Dios es formar la imagen de Su Hijo en nosotros y que esa vida sea expresada en cada rincón de la tierra.
Historia o Moraleja de la vida diaria
Un agricultor plantó una vid. Día tras día, la regaba y la cuidaba. Un amigo le preguntó: — ¿Esperas que esta vid te dé sombra o madera? Él respondió: — No. La planté por una sola razón: el fruto. Dios no nos plantó en Cristo para darnos sombra o comodidad. Nos plantó para que llevemos fruto, y ese fruto es la expresión de Su Hijo en nosotros.
Desarrollo del tema
- A. El propósito eterno es Cristo formado en nosotros
- Romanos 8:29 — Predestinados para ser hechos conformes a la imagen de Su Hijo.
- Gálatas 4:19 — Hasta que Cristo sea formado en vosotros.
- B. La vid, los pámpanos y el fruto
- Juan 15:1-5 — Yo soy la vid... vosotros los pámpanos... el que permanece en mí lleva mucho fruto.
- Juan 15:8 — En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto.
- C. Dios no está edificando seguidores, está formando hijos
- Efesios 4:13 — Hasta que lleguemos a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Conclusión
La bendición más grande no es poseer cosas, sino ser transformados en la imagen del Hijo de Dios. Dios no desea que simplemente vivas una vida buena. Quiere que Cristo viva en ti y que tú seas una extensión visible de Él en la tierra.
Aplicación a la vida diaria
Pregúntate esta semana:
- ¿Estoy buscando cosas de Dios o la vida de Dios?
- ¿Mi oración gira en torno a mis necesidades o en torno a ser como Cristo?
- ¿Estoy dando el fruto del Espíritu o solo pidiendo bendiciones?
Pide al Espíritu que te revele el propósito eterno de Dios para ti. Renuncia a las distracciones terrenales.